sábado, 8 de octubre de 2016

El islam y quién nos quita el miedo

Respecto del islam sigo con mi duda metódica. En este último mes he leído unos cinco libros sobre el tema, unos más críticos con el islam, otros comprensivos, uno en concreto escrito por un musulmán, tan laudatorio con su profeta Mahoma, que lo glorifica aureolado de tales virtudes santas, sin mezcla de mal alguno, como nosotros los católicos leemos de nuestros santos. Vamos, que no rompía un plato, un bendito de Alá. El último, de varios colaboradores dirigidos por un escritor italiano, lleva por título El Islam explicado a quienes tienen miedo de los musulmanes.
Algo de ello hay en Europa. Y algo de ello siento en mí mismo y en mi alrededor. Y es que el islam no es solo una religión, tiene un enorme componente político.
De lo leído, deduzco estos pensamientos. Unos pocos tan solo, porque de otro modo esto sería interminable.

 Mezquita de la M-30 de Madrid.

Su credo. No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta. Mahoma es el hombre perfecto y el Corán enseña en repetidas ocasiones que los musulmanes deben imitar su comportamiento.
La historia cuenta que Mahoma tuvo once mujeres, varias concubinas y esclavas, incluso se casó con Aisha, una niña de seis años. Tuvo el profeta no pocos problemas con las mujeres. Y al final, estos problemas le complicaron tanto que aconsejó que quedasen ocultas tras un velo.
Esto me lleva a reflexionar sobre el trato vejatorio que sufren las musulmanas. Y me pregunto: ¿Por qué las feministas europeas no se pronuncian sobre los problemas que sufren las mujeres en el islam, como la mutilación genital, los asesinatos por honor o las condenadas a muerte por lapidación tras ser acusadas de adulterio? ¿Por qué el movimiento feminista mantiene un silencio voluntario sobre los temas relacionados con la violencia islámica contra las mujeres?
Dice el Corán:
–Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres porque Alá los ha hecho superiores a ellas (Corán, 4:34)… En un juicio, el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre (Corán, 2:282).
 Y en el Hadiz, esos dichos y acciones de Mahoma relatadas por sus compañeros y compiladas por los sabios que les sucedieron, se lee:
–A un hombre no se le debe preguntar por qué pega a su mujer.
La guerra. En el Corán aparece 164 veces, en todas sus variantes, la palabra yihad, que significa combatir, la guerra en todas sus formas, afirma Justo Lacunza, un misionero padre blanco experto en el islam. Mahoma dividió el mundo en dos partes: Dar al Islam y Dar al Harb. Dar al Islam es la tierra del islam, que se había sometido y estaba gobernada por la Ley Sharía. Por otra parte, Dar al Harb era la tierra de la guerra, compuesta por el resto del territorio del planeta. Las naciones pueden no ser conscientes de que se encuentran en guerra con el islam, pero si no están gobernadas por la Ley Sharía, entonces el islam está en guerra con ellas.
Todos los musulmanes forman parte de una nación conocida como la Ummah, que se encuentra en guerra con el resto de las naciones. Si bien puede no haber intercambio de hostilidades en un momento concreto, técnicamente están en guerra, incluso si los musulmanes no lo saben.
Esta paz es temporal y recibe el nombre de hudna. Por lo tanto, un musulmán que vive en Inglaterra no es un inglés que además es musulmán. Se trata de un musulmán que vive en Inglaterra, pero su lealtad es ante todo para la Ummah que, técnicamente, está en guerra con el Reino Unido.
Al introducir Mahoma el concepto del martirio en su religión (o movimiento político), consiguió inspirar a sus seguidores para que abrazasen la idea del valor suicida.
Dice el Corán 9:38:
–¡Creyentes! ¿Qué os pasa? ¿Por qué, cuando se os dice: «¡Id a la guerra por la causa de Alá» permanecéis clavados en tierra? ¿Preferís la vida de este mundo a la otra? ¿Qué es el breve disfrute de la vida de este mundo comparado con la otra vida? Si no vais a la guerra, os infligirá un doloroso castigo. Hará que otro pueblo os sustituya, sin que podáis causarle ningún daño. Alá es omnipotente.
El odio hacia los judíos formó también parte de la religión del islam… De hecho –afirma Harry Richardson, en La historia de Mahoma–, la biografía del profeta del islam contiene más odio hacia los judíos que el Mein Kampf de Hitler. Hasta este punto, Mahoma había dicho a sus seguidores que orasen mirando a Jerusalén, pero cambió de opinión y les dijo que debían orar en dirección a la Kaaba en La Meca. Empezó a criticar duramente a los judíos y a los cristianos y el Corán asegura que Alá les convertirá en cerdos y monos. Bueno, por ahora, gracias a Dios, Alá no ha logrado convertirme todavía en mono.
Europa está que arde con noticias de atentados yihadistas por doquier. Leo en La Vanguardia, en una entrevista a Pierre Conesa, ex alto funcionario del Ministerio de Defensa francés, que ha recogido sus experiencias en un libro titulado La diplomacia religiosa de Arabia Saudita, que Arabia Saudí «dedica en propaganda hasta 8.000 millones anuales, seis o siete veces lo que la URSS empleaba en sus mejores años. Para hacerse una idea, el presupuesto anual del Vaticano del año 2011 fue de 245 millones». Y ha destinado 6,5 millones de euros al Centro Cultural Islámico de Madrid (la mezquita de la M-30) y financiado en Málaga un centro islámico de 3.842 metros cuadrados.
Actualmente –cuenta Pierre Conesa– Arabia Saudí es el mejor cliente de Francia en el sector de la venta de armas: 10.000 millones en contratos, «y además el reino ha contratado a las cuatro mayores agencias de relaciones públicas francesas para gestionar su imagen». En esas condiciones, el papel de la política exterior francesa y de otros países occidentales es totalmente pasiva ante la difusión del islamismo.
Lo dicho. La hipocresía de los gobiernos de Europa, la cobardía silenciosa de las editoriales occidentales que no se atreven a publicar ciertos libros sobre el islam, esa izquierda vergonzante con la proclama del multiculturalismo, y esa Unión Europea que reniega de sus raíces, que no son otras que ese trípode formado por la filosofía griega, el derecho romano y la religión judeo-cristiana.
Y llegado a este punto, sigo con mi duda metódica. Michele Zanzucchi y otros colaboradores del libro El Islam explicado a quienes tienen miedo de los musulmanes, no han logrado quitarme el miedo del todo, después de leído el libro.

1 comentario:

  1. Estoy intrigado sobre si ese tal Harry Richardson existe realmente o es solo un nombre que esconde un colectivo antiislámico. Estoy leyendo su tendencioso libro y me asombro cuando alaba al licder ultraderechista de holanda porque tiene que ir escoltado. No encuentro su foto o su biografía por ningún lado.

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