Se
hallaba la Corte en Sevilla, donde permaneció por espacio de cinco años, cuando
el 17 de noviembre de 1729 –hace de ello hoy 286 años– nació en el Alcázar la
infanta María Antonia Fernanda, hija de Felipe V y de Isabel de Farnesio. El
mismo día fue bautizada por el cardenal Carlos de Borja, patriarca de las
Indias, en la pila de santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos,
traída expresamente desde Madrid.
Esta
pila bautismal merece un comentario. Porque dicho así, sin más referencia,
resultaría extraño al lector que se trajese de Madrid una pila bautismal,
habiendo en la catedral de Sevilla una hermosa pila donde fue bautizado el
príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos, y otras ilustres personalidades.
Se
trata de una vieja costumbre de los reyes de España, desde los tiempos de
Felipe III, de bautizar a todos los príncipes e infantes en la pila de santo
Domingo.
Esta
pila, a mediados del siglo XII, se hallaba en Caleruega, provincia de Burgos, a
medio camino entre Aranda de Duero y Silos, donde nació y fue bautizado santo
Domingo de Guzmán en 1170, en un templo no parroquial, patrimonio de sus
padres. El edificio todavía subsiste y conserva, a pesar de las restauraciones
y de los muchos años, algunas características románicas de aquella época. En él
se puede ver todavía la base de la pila donde fue bautizado Domingo de Guzmán y
sus hermanos. La base solamente, porque la pila fue llevada hacia el año 1262
al convento de dominicas que se construyó por orden de Alfonso X el Sabio sobre
una parte del solar del castillo en el mismo Caleruega. Chapada de plata
sobredorada por dentro y por fuera, con los escudos de España, de la Casa de
Guzmán y de la Orden grabados en ella, fue instalada la pila en el coro de las
monjas, donde permaneció hasta el año 1605.
La
Corte se hallaba entonces en Valladolid y Felipe III pidió al Maestro general
de los dominicos que la pila de Caleruega fuese traída al convento dominicano
de San Pablo de Valladolid para el bautizo del príncipe heredero, futuro Felipe
IV.
Y
lo que fue un acto singular se convirtió en costumbre secular. La Corte pasó a
Madrid y la pila de santo Domingo corrió igual suerte, siendo custodiada en el
convento de las dominicas de Santo Domingo el Real. Desde entonces, todos los
reyes, de Felipe IV a Alfonso XIII, han sido bautizados en ella.
En
el Madrid del 36, durante la guerra civil, fue incendiada la iglesia y convento
de Santo Domingo el Real. Pero las monjas, ante el inminente peligro, habían
sido previsoras y escondido la reliquia, oculta entre lonas, en la cochera de
un amigo de la comunidad. Reconstruido el convento en la postguerra, la pila
ocupa un sitio de honor en la clausura conventual. Varias veces ha salido en
estos años hasta el palacio de la Zarzuela para el bautizo de las infantas doña
Elena y doña Cristina y del rey Felipe VI, hijos de don Juan Carlos I y de doña
Sofía y para las dos nietas de los actuales reyes. El rey don Juan Carlos no
fue bautizado en ella porque nació en el exilio de Roma en 1938, bautizado por
el cardenal Pacelli, meses después coronado papa Pío XII.
Reservada
esta pila a los príncipes y infantes de España, en ella no han sido bautizados
los otros nietos de los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, hijos de los duques
de Lugo y de los duques de Palma de Mallorca. Y en estos momentos me perdonarán
ustedes por no saber ni tengo especial interés en averiguarlo si siguen siendo
tales duques después de sus respectivos matrimonios frustrados con las infantas.
Para estos nietos se usó otra pila bautismal, del siglo XIX, procedente del
palacio real, pila utilizada también para bautizar en El Pardo a los nietos de Franco.
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